El Bondage es mucho más que cuerdas, esposas o restricciones. Es una práctica erótica que puede despertar nuevas sensaciones, intensificar la conexión con tu pareja y abrir un universo de juegos donde el consentimiento y la confianza son los protagonistas.
Para escribir esta nota conversé hace un tiempo con mi querida amiga Moiré de la Soga, performer y experta en Bondage. Gracias a su mirada experta, comprendí que esta práctica no es solo técnica o estética: es una disciplina íntima donde el cuerpo se entrega, pero también se escucha y se cuida.
¿Qué es el Bondage? El Bondage forma parte del universo BDSM y consiste en la restricción del movimiento corporal, ya sea mediante ataduras, esposas, mordazas, antifaces o cualquier otro recurso que prive el control físico o sensorial.
Dentro del Bondage podemos encontrar distintos niveles de intensidad:
Soft Bondage: más sutil y sensual, ideal para principiantes y Heavy Bondage: más complejo y técnico, con prácticas avanzadas de inmovilización y suspensión.
Pero antes de elegir la cuerda o las esposas, hay algo aún más importante: el consentimiento y el cuidado mutuo. El placer empieza por decir “sí!”
Que alguien se deje amarrar no significa simplemente “ceder el control”. Significa entregarse con plena disposición, confianza y deseo. Y eso requiere presencia, escucha y responsabilidad. Quien ata debe comprometerse a estar atento y presente en todo momento, cuidando cada movimiento.
Algunas reglas básicas:
- Establecer una palabra de seguridad (o señal gestual si hay mordaza) antes de empezar.
- Tener siempre a mano herramientas de liberación rápida (como tijeras de punta roma).
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Nunca atar sobre articulaciones, venas o arterias. Especial atención al cuello: jamás presionar ni atar en esa zona.
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Regla de los dos dedos: toda atadura debe permitir deslizar dos dedos entre la piel y el elemento de restricción. Si no, está muy ajustado.
¿Por qué alguien querría practicar Bondage? Cada persona tiene sus propios motivos. Algunos se excitan con la sensación de ser inmovilizados o con el poder de sujetar. Otros lo viven como una forma de entregar confianza, explorar límites o cultivar el juego no verbal con su pareja.
También hay quienes encuentran en el Bondage un valor estético, performático o incluso espiritual.
Lo importante es que sea consensuado, consciente y placentero para ambas partes.
¿Qué necesito para empezar?
Conoce la línea Atrevida de Japi Jane
En Japi Jane sabemos que dar el primer paso en el Bondage puede ser un camino desconocido, pero muy excitante de recorrer. Por eso creamos la línea Atrevida, pensada para explorar desde la curiosidad, el juego y la seguridad.
Algunos esenciales para si estás partiendo:
Antifaz de Satín Atrevida: Privar la vista intensifica todos los otros sentidos. Perfecto para empezar a jugar con la expectativa. |
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Muñequeras con cierre de velcro Atrevida: Seguras, suaves, fáciles de usar y liberar. Ideales para una primera experiencia de inmovilización. |
Fusta con pluma Atrevida: Dualidad perfecta entre el toque sutil y el estímulo más intenso. |
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Látigo de cuerina Atrevida: Para quienes quieren experimentar con sensaciones más intensas sin dejar de lado el diseño y el estilo. |
¿Y si no me gusta?
¡No pasa nada! Nadie tiene que practicar Bondage. Pero si te llama la atención, date permiso para explorar sin prejuicios. Sentirse amarrad@ puede ser una experiencia profundamente relajante, excitante o transformadora.
La clave está en escuchar, poner límites claros y comunicar lo que te gusta (o no). No se trata de aguantar, sino de jugar, probar y disfrutar.
Recuerda: el Bondage no es solo someter o dominar, es crear un espacio donde ambos -quien domina y quien se deja dominar- encuentran un lenguaje erótico nuevo.
Uno hecho de confianza, juego y mucha, pero mucha complicidad.